En la carta
publicada por nuestro Diario San Rafael el miércoles 30 de noviembre y que se
titula “Nuestra arrogancia ante los animales”, su autor Maximiliano Corradi
manifiesta que “Iris Radisch cuestiona la autoridad que el hombre se ha
adjudicado para disponer de la vida de los animales para su único beneficio”, y
finaliza su carta diciendo: “Cuánta arrogancia nos inunda para pensar y creer
que unas diferencias mínimas en el código genético nos autorizan a poder
comernos a nuestros parientes cercanos, la vaca, el cerdo, las aves y las
ovejas, sin el menor escrúpulo”.
Al respecto,
para ilustrar al Sr. Corrado e Iris Radisch, defensora del vegetarianismo,
quiero aclarar que consumir carne de animales no es una arrogancia nuestra por
cuanto Dios, nuestro creador, según relata el Libro del Génesis en el capítulo
9: “Entonces Dios bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles: Sean fecundos,
multiplíquense y llenen la tierra. Ante ustedes sentirán temor todos los
animales de la tierra y todos los pájaros del cielo, todo lo que se mueve por
el suelo, y todos los peces del mar: ellos han sido puestos en manos de
ustedes. Todo lo que se mueve y tiene vida les servirá de alimento; yo les doy
todo eso como antes les di los vegetales”.
De lo dicho se desprende que no
es arrogancia nuestra sino un regalo de nuestro Creador.
1/12/2011
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