De lo acontecido en
Malargüe durante el Festival del Chivo, cuando desafortunadamente el Padre
“Pato” subió al escenario y le quitó el micrófono a quien estaba burlándose de
la fe y creencia de la mayoría de los argentinos, la prensa sólo se ocupó de lo
que hizo el cura.
Todos los medios han hablado y algunos lo siguen haciendo de
su inoportuna intervención y las posteriores y discutibles declaraciones. Por
aclarar oscureció más el panorama, pero lo curioso es que nadie dijo o publicó
una palabra de lo grotesco, vulgar y ordinario de quienes estaban realizando la
parodia sobre el clero.
Cuan diferente habría sido la reacción y las
publicaciones si la parodia hubiese sido sobre las “Madres de la Plaza de
Mayo”. Hasta Hebe de Bonafini habría subido a darles con un caño y los
defensores de los derechos humanos los habrían crucificado por discriminación.
A esta hora el grupo estaría buscando otro medio de vida.
Pero claro, no se
trató de las Madres sino del Clero, razón por la que nadie los tocó ni los
tocará y tampoco ningún medio ha hecho referencia a que entre el público había
niños y adolescentes que vieron y escucharon las vulgares, grotescas y
desafortunadas expresiones y gestos de los intocados pseudocómicos.
¿No son los niños
los únicos privilegiados? ¿Por qué entonces nadie salió a defenderlos? ¿Por qué los padres no reaccionaron
y los silbaron y abuchearon? ¡Para pensarlo!
26/01/2011
26/01/2011
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